Foto: Archivo CEDOC MNBA
En el marco de sus 145 años y en el mismo espacio donde el artista chileno Roberto Matta expuso hace más de 70 años, el Museo Nacional de Bellas Artes dedica la Sala Chile para la exhibición de ocho pinturas esenciales para la Colección MNBA, como punto inicial de la nueva muestra permanente. A partir del 10 de julio, el Museo comienza así la renovación de la exposición de su acervo, marcando un esperado reencuentro del público con uno de los creadores más influyentes del siglo XX.
“Con esta exposición buscamos devolver a la ciudadanía el poder contemplar, disfrutar y emocionarse frente a una selección de obras icónicas de la Colección MNBA de uno de los artistas más relevantes del siglo XX, Roberto Matta. Es un artista que fue un defensor de la libertad de expresión y del arte como medio de reflexión sobre la sociedad y la política. Su compromiso con el arte como herramienta de transformación social resonó profundamente en Chile, y en el MNBA fue una figura central: su obra y pensamiento influyeron en generaciones de artistas y en la comprensión del rol del arte en el país”, señala Varinia Brodsky, directora del MNBA.
La exhibición contempla un conjunto de piezas trascendentales que son parte del acervo del Museo, no solo por tratarse de obras de gran valor histórico, sino que también por la figura que representó Matta como un agente social y político en el MNBA, su relación con Chile y sus procesos sociales y políticos. Realizadas en distintos momentos de su trayectoria, este conjunto, presentado en la Sala Chile -precisamente donde el artista expuso en abril de 1954-, formará parte de la exposición 145 años. Historias de una Colección. A partir de agosto, esta muestra se extenderá a todo el segundo piso del Museo, con el propósito de evidenciar cómo se ha construido la colección desde antes de su fundación hasta la actualidad, en un proceso de curaduría colectiva por parte del equipo del MNBA.
“Como parte de nuestra celebración por los 145 años, consideramos fundamental que todas las personas tengan acceso y la oportunidad de conocer estas magníficas obras. Especialmente las nuevas generaciones: es un derecho, y como tal, está intrínsecamente ligado a la misión del Museo”, agrega la directora.
Cósmico y social
La muestra incluye las obras: El día es un atentado (1942) la obra más antigua del artista en la colección, que fue adquirida por el Museo en 1953, Abrir el cubo y encontrar la vida (1969) y Fango original, ojo con los desarrolladores (1972), traspasadas al museo en 1973 desde el Ministerio del Interior de la época, además de La ajenidad (1961).
Asimismo, son parte de esta muestra cuatro arpilleras realizadas en noviembre de 1970, cuando Matta viajó a Chile para asistir al cambio de mando presidencial en el que asumió Salvador Allende. En esa ocasión, visitó el Museo para conocer las obras de construcción de la gran sala subterránea que llevaría su nombre, bajo la dirección de Nemesio Antúnez. Allí, en el hall del edificio, Matta creó 12 pinturas sobre arpillera utilizando materiales descartados de la obra en construcción: tierra, paja y yeso. De esa serie, el artista donó cuatro piezas para que formaran parte de la colección del Museo: El ojo del alma es una estrella roja, La revolución debe ser roja y sabrosa como una frutilla, Mira la lucha del esfuerzo del afuerino y Sin título, sellando con este gesto un momento histórico que quedaría en los anales del MNBA.
Sobre el artista
Roberto Matta Echaurren (Santiago de Chile, 1911 – Civitavecchia, Italia, 2002) fue una de las figuras más relevantes del arte del siglo XX y el principal exponente chileno del surrealismo a nivel internacional. Arquitecto de formación por la Universidad Católica de Chile, se trasladó a Europa en 1935, donde trabajó en el estudio de Le Corbusier. Posteriormente, se integró al círculo surrealista de París. Su ingreso al movimiento liderado por André Breton fue decisivo para la formulación de su lenguaje visual, caracterizado por la exploración del inconsciente, la representación de paisajes psíquicos, y la incorporación de figuras antropomórficas y estructuras espaciales.
A partir de la década de 1940, sus composiciones adoptan una dimensión más explícitamente política, en diálogo con los acontecimientos históricos del siglo, y ejercen influencia en el surgimiento del expresionismo abstracto en Estados Unidos. Regresó a Chile en 1948 y realizó otras seis visitas hasta 1972. Su obra, que abarca más de seis décadas, ha sido objeto de numerosas retrospectivas y estudios monográficos, y forma parte de las colecciones permanentes de los principales museos del mundo. Durante la dictadura, se le negó la renovación del pasaporte chileno, impidiéndole volver al país. En 1990 recibió el Premio Nacional de Arte.

