En viejos utensilios como brochas, hachas o candados en desuso, la artista radicada en Los Ángeles Alexandra Dillon, pinta caras, ojos, manos y bocas. Personificando cada objeto y evocando el estilo de arte barroco, es que Dillon pinta retratos que recuerdan antiguas figuras de momias egipcias o romanas, conviertiendo estas “almas viejas” en obras de arte.
Tras pasar varios días trabajando en una pieza, la artista no planea lo que resultará de ellas antes de comenzar a intervenirlas: “Aparecen y me dicen quiénes son”, dice. Piezas únicas de retratos plasmados en objetos, de los que brotan facciones y expresiones en que los pelos de las brochas hacen de cabellera adornada con coronas y los labios aparecen como reflejos en sus superficies.