En noviembre pasado viajé a Valparaíso a conocer y conversar con el artista multimedial, Danny Reveco autor del mural «Cuando se acabó Chile» que grafica la historia del «Estallido Social» chileno y se ubica en Nodo Baron. La obra fue vandalizada en dos oportunidades por grupos de extrema derecha y el realizador en vez de restaurarla en su forma original, decidió hacerla trascender y la transformó, casi de manera orgánica, con el acontecer y el contexto.
Reveco ha expuesto en diferentes espacios como Centex, Galería Gabriela Mistral y Galería Metropolitana. Su trabajo artístico se lleva a cabo desde lo multimedial (murales-video, performance, instalaciones), visibilizando reflexiones sobre nuestro contexto político actual. Para este artista la calle tiene un potencial como espacio político y eso es lo que experimenta. Su rostro se mantiene oculto tras una particular máscara hecha con retazos de tela que probablemente antes fueron una polera desgastada. Según leí en la descripción publicada por Judas Galería (de la que es parte activa de su catálogo), este «ocultamiento de identidad es una herramienta popular y mágica».
Me llama mucho la atención el que se aleje del casi arquetípico ego que vemos en tantos artistas tanto en Chile como el extranjero, y se plantee como un anónimo en esta escena llena de pretensiones para enfocarse en lo realmente importante CREAR Y EXPRESARSE.
A continuación les dejo nuestra conversación y al final encontrarán un video donde podrán conocer mejor al autor y esta obra que ya se ha convertido en todo un símbolo de la revuelta en Valparaíso.
-Cuéntame un poco lo que significa para ti este mural y que haya sido vandalizado dos veces por grupos de extrema derecha.
Este mural lo hice en el contexto de la revuelta, cuando llevábamos cerca de 15 días desde el Estallido Social en Chile. Para mi funciona como un archivo visual, la composición de este muro surge de una explosión visual y poner el cuerpo en la calle de los distintos actores sociales. En un principio, era todo este afluente de información que estaba circulando, con eso generé una composición que daba cuenta del contexto, la violación de los Derechos Humanos y la organización popular que creció en los territorios.
Por medio de videos que aparecían en internet fui generando esta composición, cada personaje tiene una historia. El mural funciona como un archivo visual del territorio, habla de cosas que ocurrieron en Valparaíso pero también se extiende por distintas regiones aglomerando distintas situaciones.
Al cabo de un tiempo sufrió un atentado con pintura amarilla que se lo adjudicaron por las redes sociales un grupo de extrema derecha y bajo eso quise hacer una respuesta creativa a este actuar poco empático. Así que sumé un personaje a la composición, un chaqueta amarilla con armas y resguardado por Agentes del Estado. Eso duró unos meses y en noviembre sufrió otro atentado y nuevamente quise responder con arte ante esta imposición de borrarnos la memoria colectiva, entonces pensando en esa memoria activa no quise volver a lo que era el mural en un principio, sino que profundizar este proceso histórico que estamos llevando, que no se detiene en el tiempo, sino que se puede seguir hablando desde distintos puntos sobre el mismo tema. Nada ha sido superado y nada volverá a ser como antes. Por eso decidí seguir renovando el muro y reintepretándolo cada vez que sea borrado. Es dar cuenta que el espacio público está en disputa y siempre lo ha estado pero en este conflicto que estamos viviendo se deja ver aún más. Es interesante eso, antes del Estallido quienes pintábamos en la calle teníamos una disputa por el espacio pero a nivel mercantil, la gigantografía, la publicidad, pero ahora es el aparato represivo del Estado que se le suma a esta disputa, ya no es solo la imagen sino la vida misma. Si sales a la calle es probable que no llegues entero o de plano no llegues.
-¿Cuál crees que es el rol del arte en esta revolución de Chile?
Gran importancia. La visualidad no está respondiendo a los aparatos de control sino que está levantando imaginarios colectivos a través de las propias subjetividades, es una complejidad de la imagen que no habíamos abordado de manera colectiva. Al tomar las imágenes desde estos lugares también hay un sentimiento de pertenencia, las imágenes cobran un sentido. No sé si antes me había sentido tan querido pintando en la calle, eso es súper lindo, la gente te trae comida, te abraza, te da las gracias, me regalaron un saquito de protección. Ahí tu ves que el trabajo tiene importancia, no es solo la imagen sino lo que hablamos, las prácticas que estamos creando en este contexto. La vida se vuelve difícil de habitarla.
-Sé que eres parte de una olla común, son varios los artistas que se han volcado al trabajo social en el contexto de la Pandemia. ¿Cómo están las cosas en Valparaíso respecto de la organización?
Los artistas estamos participando activamente de los contextos, hay enlaces muy lindos que aunque nos lleve a dejar un poco la calle o el espacio creativo, nos vuelca a la organización de ollas comunes o distintas formas de asociatividad que salen en estos momentos. El arte tiene una doble importancia porque está nutriendo este imaginario colectivo y además tiene algo de provocador histórico. No es menor el impacto que tuvieron las colegas de las TESIS, lo que ha hecho Pésimo Servicio, son cosas que están saliendo de Valpo no de Santiago, y el Centro, sino que es una “periferia”. Entonces es interesante como el arte se está planteando su propia estructura, yo no sé si en la historia del arte chileno hay alguna intervención o performance que tenga un impacto global. El arte ha ayudado a encausar estos sentires, toda esta contradicción que estamos viviendo. Me hace mucho sentido seguir insistiendo y tener la porfía del hacer.
-¿Cómo se intersectan hoy los diversos actores sociales hoy en Valparaíso? Antes se veían los grupos de artistas por un lado, la gente en general por otro lado…
Hay un tejido social que se ha enriquecido con esto, hay muchas cosas que no se si se separan de la labor artística sino que profundizan su práctica. Por ejemplo en la olla común que yo participo hay casi puros artistas y también se puede interpretar como hacer una olla desde un lugar creativo, desde su importancia simbólica y todo lo que va a dejar esta práctica, somos nosotros mismos dando respuesta a nuestros propios problemas. Cuando activas una olla común no solo activas tu memoria, si no que la de tu padre, la de tu abuela. Es a largo plazo. Todas estas formas de organización que eran supuestamente obsoletas para el capitalismo neoliberal vuelven a surgir como una memoria que sí da respuesta reales. Aunque no tengamos nada, nos tenemos a nosotros.
-¿Cómo ves Chile del futuro, qué proyección podrías hacer?
Es compleja la pregunta porque yo podría hablarte de lo que me gustaría que pasara pero es muy diferente a lo que pienso que va a pasar. Haber aprobado el cambio hacia una nueva constitución no es un final de nada, solo es el comienzo de una insistencia que va a ser muy larga. Estos locos llevan mucho tiempo configurando el poder a su manera, con leyes, etc. En un año de revueltas y de presión política social, no van a soltar eso. De aquí en adelante es un trabajo de insistencia, de porfía, de darle valor al simbolismo que entendimos que tiene la calle. Es nuestra manera de insistir bajo esta política y esta estructura patriarcal, violenta, poco empática y el escenario es mucho más complejo que antigüamente. El nivel de reflexión crítica es mucho más complejo, no es solo un problema de clase, hay distintos problemas en la sociedad. Por ejemplo, es hasta ridículo cuando hablan de los comunistas, ellos están obsoletos, hace rato que no están con la gente. Esta gente está muy desapegada de la realidad y la realidad hoy sobrepasa la institucionalidad, sus leyes y sus formas de platearnos la vida están obsoletas. La misma reflexión crítica diversa desde el feminismo, la soberanía alimentaria, los territorios, la identidad, los pueblos originarios, la lucha antiracista… es muy complejo el escenario, bajo eso el nivel de destrucción que tiene el capitalismo es insostenible. Es compleja la situación que viene, no sé si te pueda dar una predicción de aquí en adelante. Solo sé que hay que insistir. La única manera que tenemos es la insistencia, la porfía.