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Antípodas: flamenco y dolor entre festejos [Reseña]

Antípodas, de Florencia OZ e Isidora O´Ryan tuvo una única presentación en el teatro Nescafé de las Artes el pasado jueves 27 de abril. A sala llena y con un final ovacionado por mucho público de pie, se puede decir que el espectáculo se ganó los corazones de los santiaguinos que asistieron. La propuesta contemporánea de flamenco deconstruye los elementos propios del método español para presentarlos apartados, uno a uno, cada cual hablando al mismo tiempo de un arte que es tradición y presente.

En un momento una de las bailaoras se pone una de las faldas de papel que estaban dispuestas desde un principio en los costados del escenario, disimuladas como parte de la decoración, quizás evocando con la vestimenta la rigidez de la disciplina clásica en la cual tiene formación Isidora, una doctrina que puede sentirse ajena para los principiantes. Se pone así en tensión la exigencia de una fluidez de técnica que arrebata la naturalidad del movimiento y, de a poco, comienza a convertirse en una forma nueva de expresarse, en una herramienta de la danza que no se puede separar del baile mismo y, al contrario, se hace parte con su plasticidad y sonoridad que se suman la expresión del toque. De esta forma todos los elementos propios de la escenografía comienzan a ser parte de la dimensión acústica de la propuesta, dejando su cualidad estática para interactuar con las mellizas, su baile y su música. La oposición de las hermanas, los extremos que las sitúan como antípodas en sus doctrinas musicales, confluyen con gracia en la presentación a través del diálogo entre el espectro sonoro, ya sea vocal o musicalizado por el chelo de Isidora, y la puesta en escena de Florencia. La pasión y la fuerza de la bailaora se “regulan“ para entrar en la dinámica de su hermana, sacando al flamenco de lo esperable, pero entrando a través del taconeo y el percutido (con nudillos si es necesario) para hacer música -con el baile- entre ambas. Interesante es decir poco.

Más adelante, con las cabelleras unidas en una sola cascada, las hermanas vuelven a compartir el espacio de creación que la unió en el vientre, esta vez en el escenario. Una se monta en la otra y la música se expresa en en una mezcla de ritmo y toques en el cuerpo ajeno -pero familiar-, la trenza muy propia de las bailaoras se disuelve para dejar caer los cabellos en toda su libertad, es entonces que ambas hermanas mezclan sus propios cabellos en una sola corriente, en una sola mente, en un solo baile.  

Otro cuadro muestra las siluetas contra la luz blanca del fondo, generando la desaparición de las facciones, de la expresión facial, dejando solo al cuerpo manifestando lo que la música provoca, como quien dice que no importa el rostro de la bailaora sino que importa el flamenco, el arte que las convoca sobre el escenario. “Hay en la vida del artista un continúo padecimiento”, canta Isidora, “entre luz y dos festejos” y de esta forma el ritmo alegre y la luz protagonizan una sonrisa que las sombras no dejan ver.

Debido a la asociación de taconeo y flamenco es normal asumir que esta especialidad del baile se ejecuta por bailaoras que están de pie, pero cuando el dolor derrumba la figura que baila hasta el nivel del suelo y la música no cesa, tampoco puede parar el baile. La velocidad de taconeo y la limpieza de la técnica de Florencia se detienen para permitir apreciar matices del flamenco que están presentes en palos que no son tan enérgicos, siendo una contraparte grata de contemplar en el escenario. Es ahí donde la escena trasciende las tablas para hablar de todas las que practican la danza en cualquiera de sus expresiones y de la dimensión terapéutica del baile, haciendo que la expresión “levantarse” a través del baile, tome nuevas significaciones, y es que la disciplina es también un camino para volver a encontrarse con la fuerza propia, con la seguridad y la fluidez. La belleza de ponerse de pie por mérito propio no se le puede quitar a ninguna de las artistas que entran al tablao, y la expectación y admiración que este empoderamiento genera en el público habla también de lo sanador que resulta el arte para sus audiencias. Por este y otros motivos el término de la presentación es vitoreado, aplaudido y elogiado con numerosos “olé”, por este y otros motivos Antípodas se presentará durante el año en España, Alemania, Estados Unidos e Inglaterra.

Fotografías: Leyla Solorza.

Agradecimientos a Fabiola Iglesias. 

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Camilo Cáceres (@condorax21) es periodista y gestor editorial, hace poesía con el nombre Santiago Cavieres y relatos con el nombre Jesús Infante, ambos géneros y seudónimos se pueden encontrar en las páginas de la revista Santa Sherwood. Nació en el barrio de Chuchunco en 1990, pasó por colegios públicos y subvencionados, y estudió Periodismo y Comunicación Social en la Usach. Ahora escribe reseñas de teatro, literatura, cine y otras cosas que ha publicado en Arte Al Límite, TheClinic.cl, La Nación y de forma reciente en Sour Magazine. También hace juegos de mesa, transmite en twitch, dibuja, es ciclista entusiasta y colecciona libros, cómics, fanzines, plumas de choroy, fliyers recogidos en manifestaciones y manuales de juegos de rol.

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