El romance entre las marcas de ropa y los «fashionistas» es innegable, pero, más allá de las glamorosas vitrinas, te haz preguntado ¿cómo, dónde y quién fabrica lo que usas a diario?
Esta semana se desarrolla el «Fashion Revolution Week», un movimiento que busca lograr una transparencia en la industria textil (principalmente el fast fashion), evidenciando las condiciones bajo las que trabajan quienes fabrican los productos de las marcas de moda más populares.
«Pedir una revolución pacífica que exija a esta industria, que esclaviza a trabajadores y consume los recursos que necesitarán nuestros hijos y nietos, una ‘industria limpia’ en su más amplio sentido», es la misión de Fashion Revolution que pretende expandir este mensaje en la conciencia colectiva.
De esa forma, hacen un llamado a los consumidores a participar de forma activa, a través del desarrollo de post en redes sociales con una simple pregunta: «Who Made My Clothes» (quién hizo mi ropa).
La ropa «es nuestra segunda piel, la piel que elegimos. La ropa nos acompaña diariamente, tan cerca, que la mayor parte del tiempo no notamos su presencia. Pero hace siete años descubrimos que también nos conecta con las personas que la hacen, en toda la cadena de suministro, desde quien cultiva el algodón, hasta quien corta el último fleco», dicen desde la organización. ⠀
Tragedia de la moda
La industria de la moda es una de las más poderosas en cuanto a recaudación económica debido al consumismo, pero paradójicamente ningún ser humano está exento de ella. Cada prenda que compramos, sea de diseñador, retail o de segunda selección es parte de este imperio.
El modelo de negocio actual de las marcas se basa en confeccionar a una velocidad extenuante, diferenciándose del tradicional, en que no solo se crean dos colecciones al año por temporadas, sino que se basa en fabricarlas casi de forma semanal, esa es la cara oculta del conocido «fast fashion», principalmente comercializado en las tiendas de retail.

Fashion Revolution.
Debido a eso, en el año 2013, un edificio textil en malas condiciones colapsó en Bangladesh, uno de los principales países exportadores de ropa, donde fallecieron más de mil trabajadores, convirtiéndose en el mayor desastre dentro del universo de la moda.
Pero ¿por qué se permite que se ejecute un trabajo en un recinto decadente? Pues, la mayoría de los países medio orientales fabricantes de textiles mantienen conflictos políticos, por lo que no tienen muchas opciones de trabajo, así lo retrata el documental «The True Cost» del año 2015.
Esos hechos dan origen al «Who Made My Clothes» (quién hizo mi ropa), campaña principal de la fundación, para transparentar y difundir la realidad y la vulnerabilidad de las personas de medio oriente.
Actualmente, desde Fashion Revolution informan que varias marcas de ropa han cancelado los pagos a las industrias textiles que confeccionan su ropa y cancelado pedidos de forma tardía debido a la propagación del corona virus, pero ¿qué garantía se le da a quienes confeccionan lo que usamos diariamente?
Me parece muy interesante, gracias.
Me gustaMe gusta