Nunca voy a olvidar cuando vi a Raúl Zurita declamando su poesía, mientras González y los Asistentes musicalizaban en vivo aquellas punzantes palabras. Era el 11 de Septiembre de 2017 y en la explanada del Museo de la Memoria se reunieron miles de personas para conmemorar esta fecha maldita para Chile y todos sus muertos y todos sus desaparecidos.
El poder de aquellas historias caló profundo en mi, y aunque ya lo había leído e incluso visto videos de esta colaboración con la banda nacional en internet, estar en ese espacio recordando que hace 44 años atrás el país había vivido aquel terrorífico y sangriento Golpe de Estado, me hizo tener una percepción distinta de su performance.
Sentí el terror, sentí el dolor de los golpes, de los huesos quebrados y el olor a sangre corriendo por mi cara.
Yo no había nacido aún cuando los terroristas del neoliberalismo atacaron al pueblo chileno y a punta fusil y bombas destruyeron todo sus sueños y lo que habían construido en la Unidad Popular. Sin embargo, en la actualidad he visto, oído y conversado con varias personas que vieron su vida acabada por el egoísmo y la ambición desatada de los traidores que mataron y torturaron a sus familiares. No necesito haber vivido esa época para saber el carácter criminal de los acontecimientos.
Nuevamente se acerca el 11 de septiembre y resuenan más que nunca las desoladoras experiencias de las víctimas. Chile, otra vez se encuentra en un momento histórico y este sí que lo he vivido. Estuve en el «Estallido Social» mirando de cerca la violencia con la que el poder repite la historia, es evidente que no es lo mismo que en los 70’s, pero también tenemos muertos, mutilados y traumas emocionales profundos que quedarán en las entrañas de nuestra sociedad.
Mientras no haya justicia para los de ayer y para los de hoy, el dolor y el olor a sangre fresca seguirá en nuestra frente y en nuestras vestiduras. Seguiremos conviviendo con los fantasmas que aún nos atormentan cada septiembre, cada día que pasa sin lograr la reparación. La verdad, no sé si hay reparación para tanta atrocidad.
Estamos ad portas de un plebiscito que elegirá la opción de terminar con el legado de los asesinos amparados por el cómplice y culpable apoyo de gringos fascistas. En nuestras manos está la posibilidad de cambiar la historia y así lo haremos extinguiendo esta Constitución escrita con la sangre y los huesos rotos de los que creyeron en un futuro digno para este país hace más de cuatro décadas.
Hoy Zurita fue reconocido con el XXIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. «El premio reconoce su obra, su ejemplo poético de sobreponerse al dolor, con versos con palabras comprometidas con la vida, con la libertad y con la naturaleza», dijo el jurado.
Este es el reconocimiento al conjunto de la obra del autor, que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España. El premio es el más importante en poesía en español y portugués.
Entonces pienso… al mismo tiempo que lo premian en Europa, Chile continúa enfrentado cara a cara a su deleznable historia actual, aún hay chilenos desaparecidos, aún hay familias y amores perdidos por el odio que genera la codicia enferma de algunos seres con el alma vendida.
Cambiemos las historia, transformemos el futuro y hagamos justicia por las y los que hoy no pueden gritar «¡Dignidad para Chile!»