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Arte feminista: Exposición «Yo soy mi propia musa» en el MNBA

Dentro del contexto de cambio social respecto al empoderamento de la mujer en el país, el Museo Nacional de Bellas Artes trae una colección de pinturas hechas por mujeres latinoamericanas a principio del siglo XX, dando una interesante óptica desde su triple condición de género (mujeres), clase (latinoamericanas) y sujetos sociales (no-ciudadanas), en un ambiente político que no se tenia derecho a voto y el rol de la mujer estaba en una posición secundaria. 

La muestra que nace de una alianza curatorial y de gestión entre el Museo Nacional de Bellas Artes y Kugi Projects-Arttena (España), es financiada por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, y se enmarca en el sello Mujeres Creadoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. De esta forma, con la dirección de contenidos de la curadora MNBA Gloria Cortés, llegan a Chile alrededor de 40 pinturas, dibujos y objetos pertenecientes a prestigiosas colecciones privadas, museos e institucionales de diez países de la región. Hasta el 30 de junio de 2019.

Por primera vez la obra de importantes artistas como Frida Kahlo (México), Leonora Carrington (Reino Unido, avecindada en México) o Tarsila do Amaral (Brasil), se exhibe en Chile dando cuenta de una comunidad de mujeres, que si bien se encuentran vinculadas a las vanguardias europeas y a los influjos de la guerra, fueron agenciadoras de lo subalterno desde su triple condición de género.

Secciones

Encuentros en París | Los encuentros en esta ciudad, especialmente al interior de las academias de la Grande Chaumière y Colarossi o el taller de André Lothe –uno de los pocos espacios donde las artistas pudieron ensayar el dibujo con modelos vivos–, motivaron el surgimiento de exposiciones y talleres compartidos, relaciones afectivas y redes de solidaridad.

Leonora, Remedios, Maruja: El exilio en América | Debido a la Primera Guerra Mundial y a la Guerra Civil Española muchas mujeres se refugiaron en Buenos Aires, Santiago y Ciudad de México, donde reforzaron vínculos afectivos y creativos. La inglesa Leonora Carrignton y la española Remedios Varo, se conocieron en París en 1937 y se reencontraron en México en 1942, país en el que compartieron intereses y procesos artísticos fuera del canon establecido por la academia. Asimismo, Maruja Mallo llegó a Buenos Aires en 1937 y en 1945 realizó un breve viaje a Chile, incorporando parte del imaginario de Isla Negra, retratándose como una deidad vestida de inmensas algas.

El cuerpo como resistencia | El autorretrato y la representación del cuerpo permitieron a las mujeres proyectar su identidad y sus problemáticas, conformando una nueva consciencia individual femenina, ajenas a la mirada masculina. Disruptivas de las normas morales y sociales, mirarse a sí mismas y mirar sus propios cuerpos se convirtió en un puente de transformaciones; el desnudo femenino reflejó el auto-erotismo, la libertad sexual, el reconocimiento de la propia corporalidad o la denuncia sobre las violencias reales y simbólicas.

El género y la piel | Durante las primeras décadas del siglo XX el habitante indígena fue tema en diversos ámbitos de producción cultural, para alzar un ideal al servicio de una revolución social, ajeno a la visión exótica y eurocentrista. En este contexto, surgió un corpus de obras de creadoras que pusieron en el centro de la discusión la otredad femenina, en tanto mujeres marginadas de la propia estructura social. De esta forma, se manifestó la mirada de autoras que rescataron sus raíces indígenas y afro-basileñas, así como sus escenarios domésticos y cotidianos o los paisajes naturales de su entorno, a modo de imaginario personal, político y abstracto-ornamental.

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